El día 23 de febrero de 2013, ha sido un día importante en el cronograma de la toma de conciencia del pueblo español. Es incuestionable que las mareas ciudadanas han supuesto la demostración, no solo del descontento, que es algo que alcanza a casi toda la población, sino de la voluntad de hacer algo. Algo que cada vez es más común entre la ciudadanía, habitualmente tan ajena a la política y a la movilización.
Miles, de personas, cientos de miles sumando las infinitas convocatorias locales, han protestado, mayoritariamente en silencio y con lemas perfectamente representativos, contra los recortes, contra la desfachatez de la casta política y por la superación del golpe de estado financiero que mantiene secuestrada toda posibilidad de instaurar entre todos, un modelo sociopolítico nuevo, más justo y democrático.