FALANGE AUTÉNTICA no quiere pasar por alto los graves movimientos que se observan entre los partidos nacionalistas vascos sin manifestar su opinión.

No es sencillo analizar políticamente la situación de un País Vasco en el que procedimientos científicos habituales como la analogía son difíciles, por no decir imposibles, de utilizar. La razón está en una singularidad que se ha manifestado letal para la convivencia pero que entusiasma a la comunidad nacionalista según la cual la sociedad vasca es completamente atípica en el contexto político español y europeo.

Vamos a hablar del PNV y el PNV no escapa a esa singularidad. Un partido político al que se le ofrece la presidencia del gobierno autónomo sin ganar las elecciones, cuyos máximos dirigentes jamás han sido refrendados por las urnas pues no se presentan a las elecciones mientras sus representantes incluyendo el lehendakari no tienen voz propia en las instituciones, que mantiene un frente institucional y otro orgánico, que tiene una estructura paraestatal con Arzalluz como reina madre de una patética monarquía ilustrada con Ibarretxe como valido.

Con frecuencia se utilizan los calificativos central e imprescindible para referirse al papel que puede o debe jugar el PNV en la posible solución del problema en el País Vasco.

Aunque no es cierto, como pretenden algunos, que su importante cuota de responsabilidad en la generación y nefasta gestión del problema les inhabilite necesariamente para participar en su solución sí es cierto que antes de proponer al incendiario para custodiar la gasolina debemos reflexionar sobre el estado de esa cuestión. FALANGE AUTÉNTICA reconoce que el PNV es efectivamente un factor central en la sociedad vasca, pero no está dispuesta a aceptar que pueda ser imprescindible para garantizar calidad de vida democrática a los vascos.

Las críticas al PNV toman un doble cariz que podría parecer incluso contradictorio. Por un lado es acusado de sectarismo e integrismo etnicista, por otro de pragmatismo y filibusterismo político para mantenerse apegado a un poder que no ha abandonado desde el inicio de la transición. Desgraciadamente todo apunta a que nos encontramos ante una mezcla insalubre de ambas.

Desde hace más de un año era un secreto a voces que la ilegalización de HB por el Tribunal Supremo se produciría antes de las elecciones municipales y forales. Este dato ha sido el catalizador de un radical cambio de estrategia en el PNV que podemos visualizar en una serie de movimientos que, de otro modo, habrían continuado sine die inactivos en la recámara de su programa de máximos independentistas.

El PNV no se ha echado al monte. Ni siquiera un partido iluminado y mesiánico como el PNV se lanza a caminar sobre las aguas sin un minucioso estudio de sus posibilidades de éxito. Por el contrario ha advertido muy calculadamente la oportunidad de obtener el control total de las instituciones municipales, forales y autonómica del País Vasco y lo va a intentar.

Si el plan funciona lanzará, desde la supuesta legitimidad de su mayoría en las instituciones, un pulso a un Estado que para ese momento puede estar gobernado por un partido nacional (PP o PSOE) en minoría parlamentaria con el apoyo de otros nacionalistas.

Se ha especulado mucho con los cantos de sirena que PNV-EA están lanzando desde hace meses a los votantes del entorno de ETA hoy ilegalizado y sin posibilidades de acudir a las próximas elecciones. Desde la (no por fingida menos activa) oposición a la ilegalización del partido etarra escenificada en la calle, el parlamento vasco y las instancias judiciales hasta un rosario de declaraciones y acciones en todos los frentes (Egunkaria, presos, etc...) el PNV se ha lanzado abiertamente a la captura del voto batasuno.

Parece difícil pensar que ETA consintiera que otra zorra entrase en su gallinero sin haber arreglado antes cómo van a repartirse el botín. Es de todos conocido cómo ETA ha detenido en el pasado con la sangre de algún nacionalista (de segunda fila y no político eso sí) iniciativas del PNV que no eran de su gusto.

La cúpula del PNV ha dado así un salto cualitativo en su estrategia. Ese salto no consiste, como algunos plantean, en apoyar abiertamente la secesión; eso lo han hecho siempre. Lo relevante de este viraje es el cuerpo electoral sobre el que pretenden apoyarse. Aún si fuera cierto que es Ibarretxe el autor del Plan que lleva su nombre, han sido Arzalluz y Eguibar quienes enmendándole han determinado el cómo y con quién se llevará a puerto.

La base electoral del PNV (como la de cualquier otro partido) no puede estirarse indefinidamente. Sus actuales dirigentes no ignoran que pescar en los 300.000 votos que representan el ya lejano techo electoral de HB les va a generar una copiosa sangría por el centro. Sin embargo en la estrategia que ha diseñado el Euskadi Buru Batzar las cuentas deben estar claras. Entre los axiomas sobre los que se ha construido esa estrategia están:

El voto nacionalista moderado irá a la abstención. Se trata de un factor no por obsceno menos determinante. Lo que el PNV espera de la xenofobia dulce de sus apoyos moderados es que sus votos en el peor de los casos vayan a la abstención, pero jamás a pecar votando a un partido españolista.

PP y PSOE no pactarán una respuesta electoral conjunta. La maquinaria estatal de ambos impedirá una respuesta electoral conjunta basada en dar respuesta a los intereses de la sociedad vasca y española en general. Ha habido demasiada obscenidad en el uso partidista del terrorismo y sus víctimas y hay demasiados intereses por parte de ambos para que esto ocurra. Estamos seguros de que el PP-PV y el PSE están formados en gran medida por personas honestas que se juegan diariamente la vida por sus ideas o quizá ni siquiera por eso sino por un simple y humano sentido de la decencia. Algo que no conocen ni en Génova ni en Ferraz.

No existe sociedad civil al margen de los partidos. Nadie al margen de los partidos representados hoy en el parlamento vasco y de los filoetarras se opondrá activamente a los planes secesionistas. ¿Qué margen de maniobra tendrán un PP y un PSE derrotados en las urnas? ¿No se impondrá el pensamiento débil de la progresía intelectual?

Y si todo sale mal: nos perdonarán. Tras una historia llena de traiciones, lizarras y puñaladas al modo trapero con cuantos han llegado a entendimientos políticos con ellos, el PNV siempre ha obtenido el perdón y la rehabilitación democrática. El argumento, ya manido, es su carácter indispensable para el futuro. Tienen la convicción de que si su órdago fracasa podrán volver con apenas dos caderazos y sin mayor desgaste al lugar inicial.

El comportamiento del PNV ante el ruido mediático que está generando y generará la guerra a Irak puede ser la prueba del algodón de sus auténticas motivaciones y un buen elemento de análisis para prever sus movimientos a medio plazo.

Cabe pensar que el PNV ha tenido que elegir entre en dos escenarios posibles. Uno: Aprovecha la actual cortina de humo informativa de la Guerra para intentar dar pasos soterrados pero decididos en la llamada segunda fase del Plan Ibarretxe (convocatoria del referéndum, asunción unilateral de competencias, etc...). Dos: Busca un nicho de impacto mediático para sus propuestas rupturistas entre la actual saturación de información aún a costa de que se disparen los sistemas de alarma del Estado español y consecuentemente se obstaculice su puesta en marcha.

No parece fácil determinar cual de ellos es más peligroso. En el primer caso, podríamos pensar que se impone el delirio irredentista de su yo nacionalista, la cara más fanática dispuesta a lanzar su programa de máximos pese a quien pese. En el segundo podría parecer que ha triunfado el pragmatismo político y que se sacrifican los avances en la independencia en favor de absorber los votos del entramado filoetarra y sostener el poder.

Los de la AUTÉNTICA nos inclinamos por pensar que en los próximos dos meses vamos a asistir a una escenificación constante de la insumisión institucional vasca para absorber, aunque sea por el extremo izquierdo de esa amplia horquilla PNV-EA, el grueso de la masa social de ETA. Veremos si Aralar resiste el envite mediático y la presión de las pistolas.

Todo indica que nos encontramos ante una perfecta conjunción de fanatismo (el proyecto lo es todo, así hayamos de cambiar nuestros apoyos tradicionales por el de los chicos descarriados de la gasolina) y pragmatismo político (tras veinte años de permanencia en el poder sabemos qué hacer para no perderlo y qué no hacer para mantenerlo).

FALANGE AUTÉNTICA conoce bien los peligros del fanatismo y el extremismo nacionalista. Hemos vivido de cerca los delirios del nacionalismo español que usurpó el patrimonio falangista para promover una patria altiva, autocomplaciente y atrasada. El nacionalismo es un cáncer sea cual sea la bandera que enarbole y frente a ellos se encontrará siempre el patriotismo humanista y abierto que defendemos.

Desgraciadamente FALANGE AUTÉNTICA carece todavía de presencia institucional suficiente como para poder participar en los foros de resolución de este grave conflicto. Tampoco es determinante aún nuestro peso mediático. Ello no hará que eludamos el papel que podamos asumir para crear o apuntalar opinión e impulsar con nuestra presencia la acción ciudadana encaminada a defender un modelo de Estado solidario e integrador, una España compartida por todos (como manifiesta la Declaración de Principios de FALANGE AUTÉNTICA: "La patria del s. XXI, si es impuesta, pierde todo su sentido) y un modelo de convivencia digno y justo.

La situación en el País Vasco es muy preocupante. La ofensiva de PP-PSOE ilegalizando el frente político de ETA está siendo contestada por la comunidad nacionalista (desde el PNV a ETA) con movimientos políticos audaces y de gran calado a los que se debe dar la respuesta adecuada hoy, cuando aún estamos a tiempo. Pensamos que SOMOS MUCHOS los que desde el dolor, la preocupación y la indignación pero también desde la imposibilidad de tener un papel protagonista hacemos un triple llamamiento:

A los votantes moderados del PNV, a aquellos para los que el nacionalismo no es más importante que la libertad o las personas, que han sido traicionados por el PNV para iniciar con su apoyo del 2001 un proyecto de ruptura ilegal de la convivencia, para que reflexionen sobre el valor de su voto y no se conformen con una abstención que entregará las mayorías a la coalición soberanista.

A los partidos políticos vascos no nacionalistas, para que tengan el valor de enfrentarse a sus cúpulas centrales y tomen las decisiones más adecuadas a la situación excepcional que vive el País Vasco, incluyendo la suspensión temporal de actividades de sus partidos y la formación de una gran coalición ciudadana por la decencia y la libertad para frenar al terror.

A la sociedad vasca para que permanezca atenta, no eluda sus responsabilidades para con sus hijos y se manifieste contundentemente contra esta estrategia de abandono de las víctimas y de ruptura independentista. Y para que llegado el caso, no perdone más al PNV una nueva traición.