LA PERSONA

Una persona es un ser espiritual constituido como tal por una forma de subsistencia y de independencia de su ser; mantiene esa subsistencia con su adhesión a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos en un compromiso responsable y en una constante conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla por añadidura, a impulsos de actos creadores, la singularidad de su vocación.

(Manifiesto al Servicio del Personalismo, 1936)

EL PERSONALISMO

Llamamos personalista a toda doctrina, a toda civilización que afirma la primacía de la persona humana sobre las necesidades materiales y sobre los mecanismos colectivos que sustentan su desarrollo

(Manifiesto al Servicio del Personalismo, 1936)

CIVILIZACIÓN PERSONALISTA

Una civilización personalista es una civilización cuyas estructuras y cuyo espíritu se orientan a la realización como persona de cada uno de los individuos que la componen. Las colectividades naturales son allí reconocidas en su realidad y en su finalidad propia, diferentes de la simple suma de los intereses individuales y superiores a los intereses del individuo considerado materialmente. Sin embargo tienen como fin último el poner a cada persona en estado de poder vivir como persona, es decir, de poder acceder al máximo de iniciativa, de responsabilidad, de vida espiritual.

(Manifiesto al Servicio del Personalismo, 1936)

NI INDIVIDUALISMO NI COLECTIVISMO

El verdadero mal del siglo está en que, comúnmente, la persona falta a todos. Dos enfermedades la atacan permanentemente: el individualismo y las tiranias colectivas (...). El individualismo ha cambiado la persona por una abstracción jurídica sin vinculaciones, sin tejido, si entorno, sin poesía, intercambiable, entregada a las primeras fuerzas que llegan. El capitalismo ha llegado a ser ese no-ser con su medida monótona, el dinero, sus sentimientos ya hechos, sus ideas ya hechas, su prensa ya hecha, su educación ya hecha, su jurismo de cuartel y, bajo la máscara de viejos ideales, ha empujado la anarquía hasta su peor tiranía, la tiranía que suelda un magma de almas descoloridas y sin resistencia. El individualismo ha proclamado la suficiencia del ciudadano reivindicador, ha rechazado el misterio y la llamada de las presencias espirituales. El capitalismo ha llegado a desclasarse, ha denominado valores espirituales a las preciosidades derivadas de su código de moral burguesa y de las máscaras virtuosas de su desorden. Ha llamado materialismo a las reivindicaciones de la justicia y a las cóleras de los hombres pobres que han creído que era verdad y han acudido donde se les rechazaba. Camino abierto al dinero y a la vida tranquila. Un tipo de hombre absolutamente vacío (...) de toda locura, de todo misterio, del sentido del ser y del sentido del amor (...).  Cuando el individualismo y el capitalismo se presentan como defensores de la persona, de la iniciativa y de la libertad, mienten lo mismo que cuando se dicen defensores de la propiedad. Defienden la palabra para mejor expropiar la cosa (...) En en todas estas dimensiones a la vez donde hay que hacer una restauración del sentido de la persona. Si se insiste por un solo lado, nos arriesgamos a un mal peor.

(Revolución Personalista y Comunitaria, 1935)

Sólo hay sociedad entre miembros distintos. Las dos herejías de toda sociedad posible son la confusión y la separación. El hombre que se evade de la materia se reúne con el hombre que se pierde en ella. Así sucede en la sociedad que los hombres construyen entre ellos. Cada uno crece en ella verticalmente, hacia su libertad, su personalidad, su propio dominio; pero está llamado también a un intercambio horizontal de abnegaciones. La historia parece haber querido disociar el descubrimiento de esta doble vocación. Tras dos tentativas de armonizarla, la antigua y la cristiana (me limito a Occidente), un primer humanismo abstracto se constituyó a partir del Renacimiento, dominado por la mística del individuo; un segundo humanismo tan abstracto y no menos inhumano se constituye hoy en la URSS, dominado por la mística de lo colectivo. La lucha gigante que se libra bajo nuestros ojos no se circunscribe a cierto tipo de paz o ciertas fórmulas de bienestar, sino que afronta el primer Renacimiento que se desmorona y el segundo que se prepara. Lo trágico del combate es que el hombre está en los dos campos; y que si uno aplasta al oro, pierde una mitad inalienable de sí mismo.

(Revolución Personalista y Comunitaria, 1935)

FAMILIA

La familia no es sólo una utilidad biológica o social y no defendiéndola sino en su aspecto funcional muchos pierden su sentido. Sentido que consiste en ser el punto de articulación de lo público y lo privado, en unir cierta vida social a cierta intimidad. Socializa al hombre privado e interioriza las costumbres. Por ese rol de mediación es el nudo capital del universo personal (...).

En cuanto comunidad incorporada, la familia sufre, por parte de las condiciones del medio, modificaciones de su estructura que pueden afectar profundamente su figura sin alcanzar su ser. La organización de la juventud como edad independiente, la mayor movilidad de los desplazamientos, la democratización de las costumbres, aflojan lentamente el viejo haz familiar. ¿Para bien o para mal? Si es verdad que la indisciplina creciente de las costumbres y los últimos sobresaltos del individualismo minan peligrosamente la institución familiar en lo que tiene de más valioso, no hay que confundir esta descomposición con su renovación y su promoción a una mayor universalidad.

(El Personalismo, 1949)

LA NACIÓN

La nación es el abrazo que reúne a ese florecimiento espontáneo de sociedades diversas alrededor de las personas bajo la unidad viva de una tradición histórica y de una cultura particularizada en su expresión, pero con poder de universalidad. Es, como se ve, una realidad mixta y no cristalizada: por abajo, receptáculo de una multiplicidad de sociedades que no puede digerir, sino que mantener con vigor; por arriba, si no comunidad en el sentido perfecto de la palabra, sí al menos entidad comunitaria, vínculo flexible y vivo entre la universalidad que únicamente cada persona como tal puede alcanzar y llevar, y las sociedades carnales que rodean y retienen al individuo.

(Manifiesto al Servicio del Personalismo, 1936)

El nacionalismo aparece hoy con toda evidencia como anticuado, ruinoso y regresivo. No obstante, el sentido nacional es aún un poderoso auxiliar contra el egoísmo vital del individuo y de las familias, contra el dominio del Estado y el avasallamiento de los intereses económicos cosmopolitas. Desde esa posición alta, se regula una parte del equilibro humano; la nación no concierne sólo al ciudadano: es un elemento integrante de nuestra vida espiritual.

(El Personalismo, 1949)

EL NACIONALISMO

El patriotismo se eleva de las personas a la nación; el nacionalismo desciende del Estado a las personas, e históricamente de las grandes naciones a las pequeñas. El nacionalismo se sirve del patriotismo como el capital se sirve del sentimiento natural de la propiedad personal, a fin de dar a un sistema de intereses o a un egoísmo colectivo un alimento espiritual al mismo tiempo que una justificación moral.

(Manifiesto al Servicio del Personalismo, 1936)

EL ESTADO

El Estado, servidor de las personas, tiene como función poner a disposición de estas iniciativas los mecanismos de coordinación que facilitarán sus esfuerzos (...).El Estado personalista no es neutro, es personalista. (...) No tiene el Estado por qué determinar la vocación de las personas ni la orientación que esa vocación ha de seguir; ni tiene por qué solicitar gestos que perpetúen la hipocresía social y el servilismo espiritual. (...) El papel del Estado se limita, de una parte, a garantizar el estatuto fundamental de la persona; de otra, a no poner obstáculos a la libre concurrencia de las comunidades espirituales.

(Manifiesto al Servicio del Personalismo, 1936)

LAS INSTITUCIONES

El personalismo debe imprimir a las instituciones una doble orientación:

  1. Un condicionamiento negativo: no hacer nunca de ninguna persona una víctima de su torpeza o un instrumento de su tiranía; no usurpar la parte propiamente personal –en el terreno privado y en el público- de la vida de los particulares; proteger esta parte sagrada contra las opresiones posibles de otros individuos o de otras instituciones; limitar las violencias necesarias a las exigencias de las necesidades naturales y a las de un orden público dotado de un régimen flexible de control, de revisión y de progreso.
  2. Una orientación positiva: dar a un número cada vez mayor de personas, y en definitiva dar a cada uno, los instrumentos apropiados a las libertades eficaces que le permitirán realizarse como persona; revisar a fondo unas estructuras y una vida colectiva que desde hace un siglo se ha desarrollado con una rapidez prodigiosa al margen de la preocupación por las personas y por consiguiente contra ellas; hacer presentes en todos los engranajes de la ciudad virtudes de la persona, desarrollando al máximo, en cualquier nivel y en todo lugar, la iniciativa, la responsabilidad, la descentralización.

(Manifiesto al Servicio del Personalismo, 1936)

PROGRESO, TÉCNICA Y HUMANIDAD

El personalismo no puede experimentar más que irrisión hacia las ideologías progresistas: el hombre no está automáticamente purificado por el progreso de la civilización material (...). Pero el personalismo tampoco tiene ninguna complacencia con las ideologías antiprogresistas (...). Le incumbe el papel capital de organizar con el esfuerzo humano una economía de fuerzas o de circulación y un aumento de eficacia. A condición de seguir estando al servicio de la persona, la técnica la libera constantemente, en la base de su actividad, de la complicación, del azar, del despilfarro, del espacio y del tiempo (...). Es, por tanto, para el hombre, si la domina, una poderosa posibilidad de liberación. Lo que hay, pues, que reprochar a la civilización técnica no es que sea inhumana en sí, sino estar aún inhumanizada y servir a un régimen inhumano.

(Manifiesto al Servicio del Personalismo, 1936)

LIBERALISMO

No hay que desconocer que el liberalismo ha mantenido justas reivindicaciones contra todos los dogmatismos colectivos, y por estar razón ha rendido un homenaje implícito a la verdad, que trasciende tanto a las sociedades como a los individuos. Pero no se libera a los hombres desligándoles de los vínculos que los paralizan, se ven liberados cuando se les vincula a su destino. Se les libera comprometiéndoles allí donde, con un poco de esfuerzo, llegarán a reconocer su más profunda autonomía.

(Revolución Personalista y Comunitaria, 1935)

FASCISMO

No tenemos la intención de ser simples. Tampoco negaremos que los fascismos aportan, con respecto a los regímenes a los que reemplazan, un elemento de salud y una alteza de miras que no son energías desdeñables. (...) Pero denunciaremos más profundamente el fascismo como un tipo de actitud humana y como la dimensión más peligros que nos pueda hoy en día ser propuesta. Pseudohumanismo, pseudoespiritualismo que doblegan al hombre bajo la tiranía de los más pesados espiritualismos y de las místicas más ambiguas: culto de la raza, de la nación, del Estado, de la voluntad de poder, de la disciplina anónima, del jefe, de los éxitos deportivos y de las conquistas económicas. A fin de cuentas, nuevo materialismo, si el materialismo es reducir y avasallar, en todos los aspectos, lo superior a lo inferior. Será necesario que los optimistas liberales lo sepan de una vez por todas: no se combate una mística con una mística de rango inferior (...). Nuestro deber no es sólo rechazar la facilidad, sino también enderezar este áspero deseo de grandeza que sin embargo se va engolfando por caminos indeseables.

(Revolución Personalista y Comunitaria, 1935)

MARXISMO

Hay mucho que aprender del marxismo. Pero hay un marxismo que no es sólo un loable método de investigación o un conjunto de intuiciones sobre la condición del hombre, entre las cuales algunas se aproximan a los más profundos puntos de vista de Pascal y del cristianismo. Hay un marxismo, filosofía totalitaria, que convierte toda actividad espiritual en un reflejo de las circunstancias económicas, ocultado o negando los misterios del ser y del hombre, no considerando otra superficie del hombre que la relacionada con una vida de nutrición y de relación, y amenazando a la persona con los mismos mecanismos que destina a liberarla. Existe un comunismo histórico cuyas grandezas conocemos, cuyo mensaje entendemos y en cuyo seno acechamos, para darles nuestra alegría, todos los verdaderos impulsos, mas en el cual debemos constatar asimismo que no representa en la historia del mundo y del propio comunismo sino la dictadura (...) ¿Qué defendemos nosotros a nivel más elevado contra la dictadura comunista? (...) Defendemos la posibilidad para cada hombre, una vez sometidos a las disciplinas mateiales necesarias, de realizar su destino y elegir las líneas de libertad que prefieran, aunque sean opuestas a la opinión del poder.

(Revolución Personalista y Comunitaria, 1935)

El antimarxismo es una actitud no menos confusa ni menos falaz que el antifascismo (...) El personalismo es el único terreno sobre el cual puede trabarse un combate honrado y eficaz con el marxismo. Pero el bloque antimarxista, tal y como lo hemos visto hasta ahora constituido, es un órgano de defensa del capitalismo. No se combate un error con el desorden que lo engendra (...).

Nosotros no oponemos la revolución espiritual a la revolución material; afirmamos únicamente que no existe revolución material fecunda sin que esté enraizada y orientada espiritualmente (...). Aunque se quiera lo contrario, de un brote puramente económico no pueden salir otros valores que el confort y el poder (...). El trabajo revolucionariamente profundo no es, por tanto, despertar en el hombre oprimido la conciencia de su sola opresión, incitándole así al odio y a la reivindicación exclusivos, y por ende a una nueva evasión de sí mismo; es ante todo mostrarle como fin último de esa rebelión la aceptación de una responsabilidad y la voluntad de una superación (...). La laguna esencial del marxismo es haber desconocido la realidad íntima del hombre, la de su vida personal (...).

(Manifiesto al Servicio del Personalismo, 1936)

CAPITALISMO

El capitalismo no cae sólo bajo un juicio técnico (Marx) ni solamente bajo un juicio moral (en este caso bastaría una depuración) sino bajo uno y otro a la vez (...). Lo que consideramos útil denunciar aquí son sus principios radicales. Pensamos que nada se ha hecho mientras que una crítica del capitalismo los deja intactos.

Señalaremos en primer lugar, subyacente a todo el sistema, el principio metafísico del optimismo liberal; dejadas a su propio impulso, las necesidades humanas, se piensa, establecen espontáneamente la armonía. Pero la experiencia ha demostrado, por el contrario, que la libertad sin disciplina cede el campo a los determinismos del mal que los más fuerten desposeen y oprimen a los más débiles.

En seguida pasamos a señalar tres principios (si los podemos llamar así) de moral social.

  • Primado de la producción. No es la economía la que está al servicio del hombre, es el hombre el que está al servicio de la economía. En otros términos, no se regula la producción sobre el consumo y éste sobre una ética de las necesidades humanas, sino el consumo, y a través de él la ética de las necesidades y de la vida, sobre una producción desenfrenada. La economía se convierte en un sistema cerrado, con su propio juego, y el hombre debe someterse a sus modos y principios (...).

 

  • Primado del dinero. No es el dinero el que está al servicio de la economía y del trabajo, son la economía y el trabajo los que están al servicio del dinero. El primer aspecto de estas soberanía es el primado del capital sobre el trabajo en la remuneración y en el reparto del poder económico (...). El segundo aspecto es el reino de la especulación o juego sobre el dinero, mal todavía más nefasto que el productivismo. La especulación transforma la economía en un inmenso juego de azar indiferente a las consecuencias de sus contrapartidas económicas y huamanas.

 

  • Primado del beneficio. En consecuencia, el beneficio del dinero es el móvil dominante de la vida económica. El beneficio capitalista no es la retribución normal de los servicios prestados, sino una ganancia doblemente desarraigada. Primero, tiende siempre al provecho adquirido sin trabajo, asegurado por los diversos mecanismos de fecundidad del dinero. Por otra parte, no está regulado por las necesidades, sino que es en principio indefinido. Finalmente, cuando está regulado, se mide por los valores burgueses y capitalistas, confort, consideración social, representación, indiferentes al bien propio de la empresa o de la economía. La preocupación por el beneficio, en el límite algo puramente mecánico y deshumanizado, expulsa o desvía progresivamente todos los valores humanos: amor por el trabajo y su objeto, sentido del servicio social y de la comunidad humana, sentido poético del mundo, vida privada, vida interior, religión.

(Revolución Personalista y Comunitaria, 1935)

EL TRABAJO

El trabajo (...) representa para cada uno el medio de asegurarse al mínimo la propia subsistencia y la subsistencia de los que tiene a su cargo; normalmente debe permitirle además las condiciones de una vida plenamente humana (...).

El trabajo es además para la persona (...) un notable instrumento de disciplina. Saca al individuo de sí mismo (...).

El trabajo es un estado económico y social en el que ocupa la mayoría de las horas el hombre, es una de las fuentes principales de las camaraderías, la cual prepara comunidades más profundas. Se enriquece con el sentimiento colectivo de la plaza ocupada, del servicio social que desborda con mucho la buena vecindad del taller o de profesión (...).

Teniendo todos los hombres un derecho absoluto a un mínimo vital y no pudiendo mantener ese mínimo por otro medio que el trabajo de todos, exigiendo por otra parte un mínimo de trabajo para seguir siendo humanos, existe para cada hombre un derecho al trabajo.

(Revolución Personalista y Comunitaria, 1935)

ECONOMÁA PERSONALISTA

La economía capitalista es una economía completamente subvertida, donde la persona está sometida al consumo y éste a la producción, que a su vez está al servicio de la ganancia especulativa. Una economía personalista regula por el contrario la ganancia por el servicio realizado en la producción, la producción por el consumo, y el consumo por una ética de las necesidades humanas situadas en la perspectiva total de la persona. Mediante intermediarios la persona es la piedra angular del mecanismo, y ella debe hacer sentir este primado en toda la organización económica (...).

1º. Una economía personalista parte de una ética de las necesidades (...).

2º. La economía personalista regulará su producción mediante una estimación de las necesidades reales de las personas consumidoras (...).

Resultan de ello varias inversiones de jerarquías que producirán sus consecuencias sobre todo el apartado económico:

  1. Primacía del trabajo sobre el capital (...). El capital (...) no es un bien productivo susceptible de fecundidad automática, sino sólo una materia de cambio y un instrumento cómodo, pero estéril, de la producción. La economía personalista suprime la prolijidad del dinero bajo todas sus formas (...) Elimina toda forma de especulación y reduce las bolsas de valores o de mercancías a un papel regulador. Reglamenta colectivamente el crédito (...). El capital-dinero como tal no tiene ningún derecho directo sobre el producto del trabajo en el que colabora. Aquí es necesario hacer una distinción entre el capital de complemento, cuyo detentador es extraño a la empresa, y el capital personal, que participa en la vida de la empresa mediante el trabajo de su poseedor y con su propio riesgo. En la remuneración de éste último no se trata de un capital que recibe un dividendo, sino de un título de copropiedad que participa en los beneficios igual que participa en los riesgos: la ganancia sigue siendo personal, como el compromiso. Muy distinto es el capital exterior e irresponsable, producto de un ahorro anterior y procedente del tenedor de fondos ajenos a la empresa. Éste, cuando no pueda ser evitado, no tendrá ningún derecho sobre la gestión o sobre las ganancias de la empresa (...). No se trata, como puede verse, de suprimir el capital, sino de restablecer una relación de valor esencial: el capital no es más que el material económico. Un un material ni gobierna ni prolifera. El trabajo es el único agente propiamente personal y fecundo de la actividad económica.
  2. Primado de la responsabilidad personal sobre el aparato anónimo(...).El anonimato debe desaparecer del conjunto de la economía. El capital de complemento, extraño a la empresa, verá transformados sus títulos al portador en títulos nominativos o de endoso. (...). El capital, aunque esté nominalmente bloqueado en la empresa, no tiene sobre la gestión de la empresa más que un poder de control sin voz deliberante (...). No tiene ningún derecho a parcela alguna de la autoridad o de la gestión. Autoridad y gestión pertenecen exclusivamente al trabajo responsable y organizado. Esta exigencia echa por tierra los dos pilares del desorden capitalista: el gobierno de los bancos y el de los consejos de administración, el salario capitalista (...). En el terreno de la producción, la exigencia democrática así entendida quiere que cada trabajador sea colocado en condiciones de ejercer al máximo las prerrogativas de la persona: responsabilidad, iniciativa, dominio, creación y libertad, en el papel que le está asignado por sus capacidades y por la organización colectiva (...).
  3. Primacía del capital sobre la ganancia (...).
  4. Primacía de los organismos sobre los mecanismos (...). El movimiento propio de una economía personalista es un movimiento descentralizador (...). Es todo lo contrario a una economía colectivista (en el sentido clásico) en donde la estatalización es el movimiento propio (...). Una economía personalista es una economía descentralizada hasta el nivel de la persona. La persona es su principio y su modelo (...). La unidad económica primaria no es el individuo productor, como en el régimen individualista, ni la nación o la corporación nacional, como en el régimen estatizado, sino la célula económica o empresa (...). El plan económico no debe ser la militarización de la economía en un sistema dictado desde el centro. Ha de apoyarse en un censo de las evaluaciones y de las propuestas locales estudiadas en cada lugar, transmitidas tras estudio y aprobación local, para diversificarse de nuevo, sobre la realidad viva, en su aplicación (...).

Una economía personalista resuelve el conflicto pendiente entre el liberalismo y el colectivismo. El liberalismo (teórico) debe su fuerza a una dfensa de los valores personales de la libertad y de iniciativa y a una justa crítica de las maldades del estatismo; pero entrega sus realidades personales a la presión capitalista que priva de ellas a la mayoría de los hombres. El colectivismo tiene razón cuando proclama la necesidad de colectivizar ampliamente la economía para salvarla de la dictadura de los intereses particulares, pero entrega la libertad, atada de pies y manos, a la dictadura estatista de un partido o de un cuerpo de funcionarios. El personalismo conserva la colectivización y salvaguarda la libertad apoyándola en una economía autónoma y flexible en lugar de adosarla al estatismo.

(Manifiesto al Servicio del Personalismo, 1936)

DEMOCRACIA

Llamamos democracia, con todos los calificativos y superlativos que sean necesarios para no confundirla con sus minúsculas deformaciones, al régimen que descansa sobre la responsabilidad y la organización funcional de todas las personas constituyentes de la comunidad social. Entonces sí, estamos sin ambages al lado de la democracia. Añadamos que, desviada desde su origen por sus primeros ideólogos, y aniquilada luego por el mundo del dinero, esa democracia no ha sido jamás realizada de hecho y apenas nada en los espíritus (...).

La doctrina de la soberanía popular no significa nada para nosotros si ella viene reclamada por la ley del número inorganizado, o por el optimismo ingenuo sobre la infalibilidad popular (...). Un régimen personalista es el que da a todas las personas, cada una en el lugar que le asignan sus dones y la economía general del bien común, una parte de las funciones de la unidad; que intenta, por consiguiente, reducir progresivamente la situación, inhumana y peligrosa, de gobernado pasivo (...). La democracia no es el reino del número, sino el reino del derecho (...). Y no deseamos comprar una popularidad barata por medio de esa confusión de la democracia real con la democracia liberal y parlamentaria.

(Revolución Personalista y Comunitaria, 1935)

REVOLUCIÓN

La revolución del siglo XX debe proporcional al hombre contemporáneo un instrumento técnico racional y una organización social justa. Pero ella tiene por cometido también proporcionarle una razón para vivir y morir y en primer lugar una consistencia.

(Qué es el Personalismo, 1947)

La revolución comienza a instalarse en cada persona mediante una inquietud (...).

Una revolución a favor de la persona no puede emplear más que unos medios proporcionados a la persona (...).

(Manifiesto al Servicio del Personalismo, 1936)

Nos afirmamos revolucionarios de dos maneras. Una primera vez (...) porque la vida del espíritu es una conquista sobre nuestra perezas, porque a cada paso tenemos que reaccionar contra el sopor, el nuestro y también el del orden establecido, adaptarnos a la revolución nueva, expandirnos hacia el paisaje que se amplía. Una segunda vez (...) porque el moho del mundo moderno se halla tan avanzado, es tan esencial, que el derrumbamiento de toda su masa carcomida es necesario para la aparición de nuevos tallos (...).

No queremos un mundo dichoso, queremos un mundo humano, y un mundo no es humano sino a condición de dar posibilidades a las exigencias esenciales del hombre. Toda transformación que no sea inspirada por esas posibilidades, toda revolución no acompañada por una transfiguración, morirá su misma muerte (...). Estamos con Péguy: la revolución será moral o no será.

(Revolución Personalista y Comunitaria, 1935).


(Selección de textos: Carlos Javier Galán)


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