Uno de los acontecimientos del otoño ha tenido lugar en el Ateneo madrileño. Ha salido a la calle Manifiesto contra la muerte del espíritu y la tierra, una revista que cuenta entre sus colaboradores e impulsores con firmas como Fernando Sánchez Dragó, Eugenio Trías o Abel Posse, entre otros.

La revista es un llamamiento, un toque de atención, una apuesta intelectual por la primacía de los valores espirituales ante el materialismo bochornoso de la sociedad del tener, el capitalismo despiadado y sutil de hoy en día.

Está hecha con mimo y sus contenidos son brillantes, aunque algunos demasiado incomprensibles para el pueblo que calla, trabaja y vota cada cuatro años.

Recoge aportaciones del vitalismo, el personalismo comunitario, el mundo clásico... Se empeña demasiado en quitarle al cristianismo (entendido como cultura impuesta desde arriba a partir del sigo IV d.C.) cualquier mérito positivo en la formación de la civilización occidental. En clave política, asume el conocido lema "ni izquierdas ni derechas". Ni los unos ni los otros nos salvarán, dice el director Javier Ruiz Portella, de la pérdida de arraigo histórico y la rapiña mercantil.

No es un panfleto, es un foro de libre expresión. Es discutible, como todo lo que nade la libertad intelectual. Pero sin lugar a dudas es un balón de oxígeno en el sobrecargado clima de lo políticamente correcto.

 

La primera piedra del proyecto la puso Javier Ruiz Portella, con el apoyo del poeta Alvaro Mutis, hace dos años, con el Manifiesto que ha inspirado el título de la revista. Manifiesto profundo y lleno de verdades sencillas.

Una de las intenciones fundacionales de la revista dice: "No queremos morirnos sin más. Rechazamos desaparecer sin que en la memoria colectiva de los hombres quede una huella, grande y bella, de nuestro paso por la tierra".

Ya está en los kioskos.