Por Mendelevio

Los neo-con nos han vendido a las privatizaciones del sector público como el medio más eficaz y barato para que el ciudadano disfrute de los servicios esenciales. Muchos argumentos están en contra esta falacia, defendida por gente tan moralmente desprestigiada como los tarjetas black Iranzo y Recarte.

Diversos autos judiciales[1] cuestionaron la pertinencia de la privatización de la sanidad madrileña. Aunque el Tribunal Constitucional finalmente la autorizaba, la imputación de los ex consejeros de sanidad[2] Güemes y Lamela la dejan totalmente tocada. “Ambos, después en el ámbito privado, se habrían beneficiado de la externalización”[3], es aquí es donde vemos las verdaderas razones de este modelo de gestión.

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Por Mendelevio.

“No están abriendo fosas, están abriendo trincheras”. Con esta frase describía Sánchez Dragó la actuación de los grupos de la “memoria histórica”.  La sentencia tiene el valor moral ya que su padre fue asesinado por los rebeldes a principios de nuestra última guerra civil. Los militantes de la  “memoria histórica” no se han planteado su actuación como un homenaje a las víctimas  y como  una enseñanza para que no vuelva a ocurrir. Es un arma arrojadiza para mantener el espíritu de la guerra vivo. No se busca conservar los restos arqueológicos del conflicto, salvo en algunas zonas que están recuperando refugios anti aéreos o escenarios de batallas… se están dejando que se borren las huellas materiales del conflicto. Pero se quieren mantener vivas las heridas morales.

Ni un muerto más en enfrentamiento entre españoles

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En la escuela nos hablaban de la Generación del 98 como la “Generación Triste” y la de la pérdida de las colonias. Es la generación de Unamuno, Baroja, MaeztuValle, Machado... ¿hay quién dé más? Y, sin embargo, tengo la sensación que desde entonces no hemos salido del bache (golpes de estado, democracias inestables...). ¿Para cuando una España alegre y faldicorta?, ¿son los complejos algo consustancial al español?; quiero pensar que no.

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Por Mendelevio

Se ha avanzado mucho en la igualdad de género desde 1975. No era difícil, porque el listón era muy bajo. Avances como la despenalización del adulterio femenino, o la incorporación de la mujer al mundo laboral, sin tener que pedir permiso al marido o al padre, llegaban con 50 años de retraso. Pero el legislador del régimen del 78 erró en varios aspectos. La mal llamada discriminación positiva, la lucha contra la violencia de género y la custodia de los hijos en caso de divorcio.

La discriminación nunca es positiva. Lo positivo es legislar para que no haya discriminación y vigilar el cumplimiento de las leyes. Lo demás es perpetuar la injusticia. Es más barato regular cuotas en determinados empleos, que crear redes asequibles de guarderías y comedores escolares. No se plantean ampliar el número de inspectores de trabajo o bonificar a las empresas para que las bajas maternales no supongan un quiebro en las carreras profesionales de las mujeres.

Custodia compartida

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A tenor de las píldoras destiladas urbi et orbi por la maquinaria electoral del PP, se diría que la crisis económica que nos ha aniquilado como país surgió con fecha de caducidad; que la recuperación había sido diseñada para coincidir, precisamente, con los meses inmediatos a la primera cita con las urnas de 2015; que la primavera volvería a reír, como estipula nuestro himno, a tiempo de apuntalar el omnipresente poder territorial de esa tropa comandada por  Rajoy.

La recuperación ha venido, nadie sabe cómo ha sido. No obstante, habrá que apostillar al poeta. Fuera del círculo de orgullosos militantes del Partido Popular (que hay gente “pa tó”) y de los voceros colgados de sus ubres, Don Antonio, absolutamente nadie se ha apercibido de esta bonanza primaveral que nos decreta alegría obligatoria tras larguísimos años de penuria. El tiempo de la recuperación ha sido decretado.

Rajoy

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