Julio Sánchez

Este 24 de abril hemos conmemorado el centenario del nacimiento de José Antonio Primo de Rivera, uno de esos personajes a los que los apologistas del Pensamiento Único y de lo políticamente correcto han señalado con su dedo acusador, situándolo en sus listas negras. Su figura ha sido ignorada, en el mejor de los casos o lo que es peor, manipulada. Entre las múltiples acusaciones de las que es objeto José Antonio destaca la de personaje fanatizado por la violencia.

José Antonio fue un hombre de su tiempo que no pudo abstraerse al convulsionado contexto político en el que le tocó vivir. Sólo hace falta repasar brevemente la prensa y los órganos de expresión de los diferentes partidos de la época, así como las alocuciones de los principales líderes políticos –sobre todo de la izquierda- para percibir que la II República distaba mucho de ser ese "paraíso democrático que se nos presenta en la actualidad. No es pues, extraño, que José Antonio en el acto fundacional de Falange declarase:...no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y las pistolas cuando se ofende a la justicia o a la Patria. Así, de esta manera, en uno de los puntos iniciales que condensaban la doctrina falangista se decía: "La razón, la justicia y la Patria, serán defendidas por la violencia, cuando por la violencia –o por la insidia- se las ataque. Y se añade una importante matización: "Pero, Falange Española, nunca empleará la violencia como instrumento de opresión.

Fue la época la que empujó no ya sólo a José Antonio sino a toda la clase política del momento hacia la violencia. Sin embargo, en lo que a José Antonio se refiere es preciso hacer una serie de matizaciones que vienen a jugar un papel muy importante como se verá.

Para el fundador de la Falange, la violencia quedaba supeditada en todo momento a una serie exigencias éticas, a partir de las cuáles, su uso, siempre limitado, sería la consecuencia forzosa del contexto del período histórico. La posición de José Antonio respecto al empleo de la fuerza, siempre estuvo sujeta a la doctrina elaborada por Santo Tomás de Aquino en base a la cuál el ejercicio de la violencia sólo es legítimo para la obtención de un fin justo que no pueda obtenerse más que por dicho medio (última "ratio) y siempre que se lleve a cabo de acuerdo a unos criterios de proporcionalidad, de manera que no provoque males mayores de los que pretende evitar. José Antonio, como profundo católico, apeló a estos planteamientos, que se ajustan plenamente al concepto de "guerra justa defendido por el Magisterio de la Iglesia. El recurso a la fuerza estaría pues reservado para situaciones realmente extremas.

De todas formas, es en el terreno de los hechos donde se hace más patente la repulsión que José Antonio sentía por la violencia irracional. Sólo hay que apelar a la historia para desmontar fácilmente todo el montaje mediático armado por ciertos "personajillos, como los historiadores César Vidal o Javier Tusell en torno a la figura de José Antonio y su presunto apego al terrorismo.

Falange fue víctima de la violencia de la izquierda desde un primer momento. El acto fundacional del Teatro de la Comedia tiene lugar el 29 de octubre de 1933 y el 7 de diciembre el movimiento ya sufre su primera víctima: Francisco de Paula Sampol es asesinado tras comprar el semanario falangista "F.E.. Ante este hecho, José Antonio recibe presiones por parte de elementos ajenos a Falange en el sentido de vengar la citada muerte. El líder falangista es tajante: "El que quiera vengar a Sampol, tiene un procedimiento: vocear "F.E.. José Antonio sería el primero en dar ejemplo y voceó el semanario en la calle. Durante ese invierno la violencia y la sinrazón de la izquierda se ceban con los jóvenes falangistas. El 9 de febrero es asesinado el estudiante Matías Montero -uno de los fundadores del Sindicato Español Universitario-; pues bien, durante su entierro, tiene lugar otra escena bastante significativa a la hora de analizar la posición resistente del líder falangista ante el uso de la fuerza. José Sainz, jefe provincial de Toledo le increpa preguntándole airadamente: "¿Es que nos vamos a dejar matar como moscas?. A lo que José Antonio responde: "No, pero tampoco vamos a hacer barbaridades como ellos.

Ante la decisión del jefe nacional falangista de no responder a los atentados que venían sufriendo los militantes de la organización, la prensa conservadora se mofa llamándole "Juan Simón, el enterrador y tildando a Falange Española de "Funeraria Española.

El tiempo seguía avanzando y lo hacía unido al ritmo que marcaban los asesinatos perpetrados contra falangistas, que vendrían a ser los primeros mártires de esa revolución teñida de azul proletario con la que soñaban. Once habían sido ya las víctimas y tres los atentados fallidos contra José Antonio (uno de ellos, precisamente tras salir del juicio en el que había ejercido la acusación particular contra un anarquista acusado de asesinar a un falangista de quince años) cuando se produce el primer atisbo de lo que sería la autodefensa violenta de Falange. El 10 de junio de 1934, un grupo de jóvenes socialistas asesinan a Juan Cuellar, falangista de 17 años al que le machacan el cráneo con piedras. Entre los asesinos se hallaba Juana Rico, quien veja el cadáver orinando encima. Esa misma tarde, la susodicha "degenerada cae junto a su hermano tras ser acribillados desde un coche. Éste resultaría ser perteneciente a Merry del Val, militante de Renovación Española, pero es altamente probable que el atentado fuera cometido por falangistas. En cualquier caso, a partir de ese momento José Antonio se reafirma en su posición de tratar de impedir atentados por parte de los falangistas más exaltados. Es más, incluso llegó a proteger al dirigente socialista Indalecio Prieto ante una purga interna de la que iba a ser objeto: "...le debía la vida, porque él y su gente me custodiaron hasta mi domicilio, una noche en que algunos que se decían correligionarios míos, habían acordado abolirme.

Sin embargo, de alguna u otra forma, José Antonio se ve superado por la espiral de violencia y de inestabilidad que impregna a la época. La llegada del Frente Popular al poder va a envalentonar a los comunistas que inician una ola de atentados contra falangistas, quienes les pagan con la misma moneda. En este contexto, el 12 de marzo de 1936 un grupo de falangistas intentan acabar con la vida del diputado socialista Luis Jiménez de Asúa, siendo una elección tremendamente injusta por cuanto éste no podía considerarse responsable de los recientes atentados que habían tenido lugar contra los militantes de Falange. Dos días después José Antonio junto con el resto de miembros de la Junta Política son detenidos. El Tribunal Supremo acabaría dictando una sentencia favorable a la Falange en el juicio seguido para decretar la ilegalización del movimiento; sin embargo, a pesar de ello, José Antonio es arbitrariamente retenido siendo acusado de tenencia ilícita de armas.

El día 5 de junio José Antonio es trasladado junto a su hermano Miguel a la prisión de Alicante, desde donde trata de controlar el aparato y la actividad de Falange, pero la situación ya se le había escapado de las manos. Una organización hasta entonces minoritaria, con su jefe nacional y los principales líderes en prisión alcanza entre marzo y julio del 36 la cifra de 70.000 nuevos militantes, provenientes en su mayoría de partidos derechistas como la CEDA o Renovación Española. No es difícil entender pues, que Falange en ese momento pierde su sentido original y se prostituye para convertirse en la fuerza de choque de la derecha, emprendiendo una serie de atentados. Consciente de ello, José Antonio advierte: "...no seremos (...) fuerza de choque de ningún grupo reaccionario. Pero, como digo, el jefe nacional estando en la cárcel difícilmente podía controlar la situación.

El 18 de julio de 1936 estalla la guerra civil española. Una vez más, José Antonio muestra una posición muy alejada de los calificativos que generalmente se le han adjudicado; en agosto se ofrece para mediar entre los dos bandos en conflicto. Era consciente de que en cierta manera su persona podía representar una especie de punto de encuentro, por el predicamento y la amistad que tenía con políticos de uno y otro sector, así como por la propia naturaleza superadora del movimiento por él fundado, que aspiraba a la puesta en práctica de una idea de España como proyecto común y solidario que proporcionara bienestar a las masas obreras en el marco de un Estado social. Sin embargo, su ofrecimiento fue rechazado. Pero, no contento con eso, el líder falangista, además, demostró su carácter "violento con la redacción de una propuesta de armisticio, que fue encontrada entre los papeles dejados en la celda de Alicante. Entre los doce puntos que componían esta propuesta destacan tres: amnistía general, desarme de todas las milicias y la formación de un gobierno de salvación nacional presidido por Martínez Barrio y que estaría compuesto por personalidades políticas de distintas tendencias a izquierda y derecha. Todo para acabar con el conflicto fratricida que asoló a nuestra patria durante tres años y del que él sería víctima. En su testamento afirma: "Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiese en discordias civiles. Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español (...) la Patria, el Pan y la Justicia.

Tal era el carácter violento de José Antonio, a quien le hubiera costado poco ceder a las demandas de venganza de algunos camaradas y a las burlas de sus adversarios para remontar la espiral de violencia de la que fue víctima Falange. Sin embargo, prefirió reprimir un impulso que si bien no es legítimo desde un punto de vista cristiano sí puede resultar bastante comprensible. Se tiene constancia, por señalar un ejemplo más a añadir a los ya apuntados anteriormente, de cómo impide la perpetración de un atentado que se estaba gestando contra Largo Caballero, quien acudía todas las tardes a un hospital para ver a su mujer moribunda. Era tan violento que tuvo buenas relaciones con dirigentes de movimientos cuyas bases se ensañaban con los militantes falangistas, como el socialista Indalecio Prieto, o el anarquista Ángel Pestaña, con quien se establecieron contactos para la búsqueda de espacios de encuentro en el marco de objetivos políticos comunes. Era tan "violento que ofreció jugar un papel mediador para poner fin a las hostilidades de la guerra civil y que se le ocurría idear un gobierno de concentración con presencia de dirigentes como Rodríguez Funes, de Izquierda Republicana. En definitiva por lo que se ve la historiografía de una generación violenta acabó encontrando en el fundador de Falange al chivo expiatorio de sus enfrentamientos y sus discordias, de forma tal que José Antonio sería algo así como una especie de Otegi de los años treinta. Lamentable.

Julio Sánchez
Falange Auténtica (Málaga)

FALANGE AUTÉNTICA
Junta Regional de Extremadura

Ha llovido mucho desde aquél 24 de Abril de 1903. Nada menos que un siglo en el que España ha conocido varios regímenes, gobiernos de distintos colores, intentos de golpes de estado, variopintas corruptelas y hasta una guerra incivil. En ese día de hace 100 primaveras vino al mundo quien treinta y tres años después moriría fruto del odio y la incomprensión; el único español que dio todo lo que tenía, incluso su vida, por reconciliar a las "dos Españas. Un hombre ante el que nadie permanece indiferente, que como pocos ha sufrido la manipulación interesada de esas Españas a las que quería reconciliar. Así mientras unos, olvidándose absolutamente de sus ideas, le subían a los altares y le mitificaban, otros le presentaban como jefe de una camarilla de pistoleros. Un hombre del que Santiago Carrillo ha dicho que "murió con dignidad por sus ideas, que a menudo cenaba con Federico García Lorca y que era considerado por Rosa Chacel como "fenómeno español por los cuatro costados. , mientras que Don Miguel de Unamuno lo presentaba como el "cerebro más privilegiado de la España contemporánea. Para Fernando Sánchez Dragó es "el españolito con más gancho, con más misterio, con más duende y con más ángel del siglo XX. El mismo Sánchez Dragó afirma "que es el español más interesante (y más desaprovechado) de la pasada centuria. A estas alturas el lector sabrá que nos referimos a José Antonio Primo de Rivera. Hoy, en el centenario de su nacimiento, lejos de nostalgias e histerismos de cualquier tipo, sin tibieza y sin rubor afirmamos que el pensamiento de José Antonio sigue siendo actual. La vigencia del ideario nacional-sindicalista es tal que constituye una alternativa seria y serena al actual proceso de globalización.

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Miguel Ángel Loma

Hace algunos años estas fechas de Cuaresma significaban un tiempo de reflexión, tiempo para detenerse, hacer un alto en el camino, echar la vista atrás, analizar lo andado, arrepentirse de los errores cometidos, y consecuentemente, para rectificar y corregir, coger fuerzas y afrontar el futuro. Hoy muchas cosas han cambiado y no todas para mejor, ni mucho menos, por más que nos machaquen con el sosegador eslogan de que vivimos en el mejor de los mundos posibles, una época felicísima, si no fuera por la guerra, claro, una cantinela que nos recuerda a esas canciones catetas del viva mi tierra, viva mi gente, vivan nuestras mujeres, que son las más guapas, vivan nuestros hombres, que son los más valientes, viva el santo de mi pueblo que es el más milagroso, viva yo, y viva la madre que me parió. Hoy en la sociedad española se han perdido muchas cosas y entre ellas, el significado religioso de la Cuaresma, que a los ojos puramente sociales y mercantiles no tiene más significado que una semanita de vacaciones que coincide con algunas procesiones por las calles. Esta pérdida del sentido religioso es fruto de varias causas, y una fundamental es la que nace del ataque de la progresía de izquierdas y derechas a los valores cristianos, que encuentra uno de sus objetivos prioritarios en la desaparición del sentimiento de culpa moral, que a ojos de "los nuevos moralistas" vendría a ser como una especie de lacra anímica, fruto del sedimento de la cultura judeocristiana que tras siglos de opresión y lavado de cerebro nos hizo creer que la vida era un valle de lágrimas, cuando en realidad se trata de un Parque Temático de experiencias superguays; siempre, eso sí, que no hayas tenido la mala suerte de haber nacido en Iraq o encontrarte trabajando la mañana del 11-S en las Torres Gemelas, o ser Guardia Civil en Vascongadas, o demasiados otros etcéteras.

La pérdida del sentido de culpa y de pecado ha generado la huida de la responsabilidad personal, que se diluye en una genérica y anónima responsabilidad social: la culpa es de la sociedad, de las estructuras, del barrio donde vivo, de la vecina del quinto, de mi padre o de mi hjo... Circunstancias todas ellas ajenas a nuestra voluntad, y que determinan casi de forma inevitable nuestras conductas. Un engaño con el que justificamos y tranquilizamos nuestras conciencias, siempre inocentes de toda culpa.

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Dionisio de Osma

La presente, pretende ser, no sólo un homenaje a nuestro fundador, cuando se cumplen 100 años de su nacimiento, sino también a los muertos, a toda esa tristemente desaparecida generación de la primera hora, que fue devorada por el odio cainita que asoló España durante nuestra incivil contienda, - odio del que también José Antonio fue victima -, y de la que algunos, más de los que se cree, todavía blanquean con sus huesos, montes y taludes, porque aunque últimamente pretendan hacernos creer lo contrario, también hay muchos, muchísimos desaparecidos del bando contrario al republicano, que también merecen, - puesto que la justicia debe alcanzar a todos por igual -, ser arrancados de las anónimas fosas y prados donde reposan, y recibir digna sepultura.

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Red Ciudadana por la abolición de la deuda externa - www.rcade.org

Pues sí, todavía estamos horrorizados por el atentado contra las Torres gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001. Aprovecha para hacer UN MINUTO de silencio en homenaje a los 4.000 americanos muertos aquella mañana, la mayoría civiles, cobardemente asesinados por terroristas que dudosamente sabemos quienes son.

Ya que estás en silencio guarda otros TRECE MINUTOS en homenaje a los 130.000 muertos en los bombardeos sobre la población civil de Irak ordenados por Bush padre en la guerra del Golfo. Aprovecha para recordar que en aquella ocasión los americanos también hicieron fiesta, como supuestamente los Palestinos aquel 11 de septiembre.

Ahora 20 MINUTOS más por los 200.000 iraníes muertos por los iraquíes con armas y dinero proveídos a Sadam Hussein por los mismos americanos que ahora claman su muerte.

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