Por Juan Fº Glez. Tejada

Es muy curiosa la forma de reaccionar del Partido Socialista y del Partido Popular ante las declaraciones de la Conferencia Episcopal, exponiendo los valores que los católicos deben buscar en los partidos que se presentan a las elecciones. No se nombra a ningún partido, se recuerdan los valores católicos que consecuentemente los católicos deben buscar y, entre otras cosas, dicen:

 

"El terrorismo es una práctica intrínsecamente perversa, del todo incompatible con una visión moral de la vida justa y razonable. (…) Una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor político."

 

"Los católicos y los ciudadanos que quieran actuar responsablemente, antes de apoyar con su voto una u otra propuesta, han de valorar las distintas ofertas políticas, teniendo en cuenta el aprecio que cada partido, cada programa y cada dirigente otorga a la dimensión moral de la vida.(…). "Es preciso afrontar -señala el Papa- con determinación y claridad de propósitos, el peligro de opciones políticas y legislativas que contradicen valores fundamentales y principios antropológicos y éticos arraigados en la naturaleza del ser humano, en particular con respecto a la defensa de la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural" (…).

 

Será que yo vivo en otro planeta, pero yo no veo por ningún lado recomendación de voto al Partido Popular, si me atengo a la realidad vivida, salvo que me ponga una venda en los ojos de la memoria.

Antes estas declaraciones, el PSOE, en boca de muchos de sus políticos de primera fila, acusa a la Conferencia Episcopal Española de pedir el voto para el Partido Popular y, mientras tanto, el Partido Popular mudo, esperando recibir la rentabilidad política que el PSOE dice que va a tener.

 

¿Pero es el Partido Popular un partido que defiende esos valores? Fue Aznar quien llamó Movimiento de Liberación al grupo terrorista ETA. Fue Aznar quien acercó a terroristas cerca de su casa, como le pedían sus interlocutores. Fue el PP el que excarcelo también a cientos de etarras. Fue el Fiscal General del Estado, con el gobierno del PP, el que no recurrió ante los tribunales el articulo que De Juana Chaos publicó, pero luego descaradamente se manifestaba Acebes, junto a las victimas, la tarde de un fin de semana en la Plaza de Colón de Madrid.

 

¿Y acaso con el PP se han salvado esos 200.000 niños asesinados cada año en clínicas, donde la ilegalidad es la regla de actuación y la muerte su fin social?

 

Y si todo esto es así, y los españoles no tenemos esa terrible enfermedad de nombre alemán, ¿a quiénes se refieren los obispos? ¿Acaso los obispos están pensando en otro partido?

 

Me temo que los obispos tienen depositadas las esperanzas en el mal menor, que no es el bien posible, porque en su nota se menciona el terrorismo, asunto en el que el propósito de enmienda del Partido Popular parece, y solo parece, que es patente. Pero ¿por qué no se menciona el aborto en el otro párrafo?

 

Y en eso que el ex-comunista Diego López Garrido, en un alarde de aristocracia política, digna de los más reputados caciques de otros siglos, viene a poner luz y dice que "según lo que indica la Conferencia Episcopal, los españoles no podrán votar a nadie. Es decir para un progre como López Garrido, el pluralismo no existe fuera esos estamentos que se llaman PP y PSOE. Fuera de esa reducida realidad, los demás españoles somos nadie.

 

Y es aquí, donde radica lo curioso de todo esto y, lo que nos parece a todos que es un enfrentamiento entre el PP y PSOE, no es sino la ayuda necesaria del uno al otro, para que los demás sigan siendo nadie. Es decir, el PSOE, como dice López Garrido, sabe que no es el PP, ni sus dirigentes, los que defienden esos valores, pero necesitan dirigir la miradas hacia el PP, como beneficiario de estas declaraciones de la CEE, y el PP, en alarde de dejarse querer por los católicos y una infumable hipocresía, se mantiene callado, porque los nadie pueden poner en peligro el trabajo de esta nueva burguesía, que se afianza en los usos mas despóticos de la aristocracia y que ha surgido, no de la revolución industrial, no de un trabajo personal, sino de un régimen al que han llamado democracia, y que se nutre de las rentas de todos, pero que, cuando abres su puerta, ves que le falta el contenido, le falta la participación, le falta la libertad, le falta la justicia.

 

Nosotros como uno más de los nadie, tenemos personas, proyectos y participación para llenar esa caja democrática de España que nos están saqueando. Somos los nadie, somos el parlamento de las personas, señor Lopez Garrido.