Por Enrique Antigüedad Sánchez

¿Hubiera llegada a existir Falange Autentica si en aquel abril de 1937, mientras los españoles se mataban los unos a los otros, Manuel Hedilla no hubiera mostrado el gran gesto de dignidad que supuso su oposición al Decreto de Unificación? ¿Hubiera existido una tendencia falangista, contraria al régimen que surgió de esa unificación, el régimen de Franco, sin la actitud fuertemente independiente que encabezó y por la que fue condenado, el que era líder de Falange Española de las JONS en aquellos días turbulentos?

Sinceramente, creo que no. La ideología falangista, tan rica en matices revolucionarios y en verdaderas ansias de reconciliación nacional, fue representada certeramente por Manuel Hedilla y, sin él, es muy probable que la muerte de José Antonio y el resto de lideres naturales de Falange hubiera supuesto la verdadera muerte de la interpretación que consideramos como única valida del esquema ideológico falangista. La labor de manipulación de los años siguientes y el abandono de tantos falangistas de sus pretensiones originales para adaptarse a la realidad del Movimiento Nacional, hubiera podido ser completa en caso de no haber encendido Hedilla la llama de la rebeldía y de la autenticidad, y es probable que ninguno de los que hoy formamos parte de Falange Auténtica nos hubiéramos nunca sentido atraídos ni por esta, ni por ninguna otra falange.

La deuda que mantenemos con Manuel Hedilla es, por tanto, grande, y como digo es muy probable que, sin su valentía en 1937, no hubiera hoy Falange Auténtica en 2007.

Cuando miramos al pasado, un ejercicio que realizamos siempre con la intención de mejorar en el presente y prepararnos para el futuro, vemos en el Decreto de Unificación el asesinato del proyecto falangista tanto como en la ejecución irracional de José Antonio Primo de Rivera. Vemos en la actitud de Manuel Hedilla y de otros, como por ejemplo el doctor Narciso Perales, la tabla de salvación sobre la que la ideología falangista nos llegó a nosotros en condiciones de ser rescatada y puesta en marcha otra vez. Esa esencia que salvó del naufragio la coherencia de unos pocos, es uno de nuestros tesoros más preciados y el ejemplo de los que supieron diferenciar siempre el Movimiento Nacional de la verdadera Falange, social y revolucionaria, preocupada por hacer el patriotismo cercano a quienes padecían necesidades materiales incontestables, una de las posiciones personales y políticas que más gustosamente querríamos imitar si se diera la oportunidad de hacerlo.


 Enrique Antigüedad Sánchez es Secretario General de Falange Auténtica.