Enrique Antigüedad

Es probable que haya personas que consideren que Falange Auténtica ha adoptado modos y propuestas que podría defender cualquier partido político de los que actualmente conforman el espectro político español.

Ciertamente Falange Auténtica en sus tres años de vida ha realizado una importante labor de acercamiento a la normalidad. Nuestros cuadros y nuestra militancia han optado por la cercanía y por el dialogo en su convivencia con el resto de personas no adscritas a Falange Auténtica. No podía ser de otro modo. Las diferencias ideológicas que podamos esgrimir son las propias de defender discursos políticos diferentes. Nuestras propuestas son específicamente nuestras y disponemos de un repertorio completo de actitudes políticas y soluciones que nos identifican como grupo y nos definen de cara al exterior como cosa aparte de los demás. No necesariamente como entidad superior o como solución única e inmutable a los problemas de nuestra sociedad, pero si como entidad con una coherencia y una cohesión política determinada, con unos planteamientos que defendemos y consideramos legítimamente más validos que los de los demás. Somos de alguna manera una "unidad de destino en lo político y defendemos que esto sea así a pesar de ser conscientes de las dificultades para avanzar que puede tener cualquier grupo político, con cualesquiera ideas, cuando elige como paraguas y como carta de presentación los colores rojo y negro de la bandera de la Falange original. Podrá decirse que esto es un error o incluso que tiramos piedras contra nuestro propio tejado. Nosotros no lo entendemos así. Al margen de modas o de prejuicios, todos los miembros de Falange Auténtica hemos sentido en algún momento de nuestra vida una atracción irresistible hacia el histórico ideario político de Falange y todos sentimos sin excepción que dentro del discurso primitivo de Falange están contenidos los principios políticos e incluso morales, que hoy y muy probablemente mañana, pueden inspirar una opción política perfectamente compatible con el ejercicio del gobierno de las cosas públicas y con el avance y progreso general de nuestra sociedad. De manera humilde, pero al tiempo arriesgada, nos hemos dispuesto a crear y llenar de sentido ese deseo nuestro de no dejar que las enseñanzas de nuestros mayores se queden obsoletas por falta de flexibilidad o de sentido común. Somos, por qué no íbamos a serlo, falangistas y nos sentimos a gusto en nuestra piel.

Habiendo decidido que sin necesidad de negar nuestra procedencia o nuestro actual posicionamiento político, podemos y debemos ofrecer soluciones acordes con la realidad social en la que vivimos, Falange Auténtica, ha dirigido la mirada al frente y ha decidido que su camino no tiene vuelta atrás. Hemos quemado naves en este proceso y hemos roto tabúes que hace solo unos años pudieran parecer infranqueables para una organización nominal y políticamente falangista. Por eso estamos donde estamos y somos lo que somos. Para lo bueno y para lo malo.

Pero todo esto no debe ser confundido con un proceso de desideologización o con un camino de acomodación a las posiciones políticas de nuestros adversarios políticos, ahora considerados por nosotros, a priori, más como competidores que como enemigos irreconciliables.

Falange Autentica es una organización democrática y precisamente por eso, reniega del actual marco de representación política basado exclusivamente en la cesión del poder otorgado por los votos, a las estructuras de los partidos políticos. Seguimos empecinados en llevar la democracia al entorno cercano de las personas y nos empeñamos constantemente en reivindicar un escenario político donde los ciudadanos llamados a gobernar lo hagan unidos en objetivos consensuados, sin la mediatización de las ejecutivas de los partidos. Los partidos políticos son perfectos para hacer proselitismo de unas ideas. Son además útiles para que las personas que en ellos quieran participar, adopten modos comunes de enfrentarse a los problemas de la nación, pero no debieran ser nunca el único modo de participar en política. La defensa de un sistema electoral diferente, radicalmente diferente del actual, donde no sean los partidos políticos quienes presenten listas cerradas y bloqueadas a electores con la raquítica posibilidad de dar un mísero voto cada cuatro años y luego verse obligados al silencio más absoluto sin posibilidad, ni de fiscalizar lo que se hace con su soberanía cedida, ni de incentivar en modo alguno a los representantes que más se sepan ajustar a las necesidades de su electorado, no se puede considerar una agresión a la democracia. Es más bien el camino que nosotros proponemos para conseguir que las disputas electorales legitimas entre partidos políticos no se reproduzcan en el momento que los políticos ya no tienen la obligación de batir al adversario sino de gobernar para todo el pueblo. Es nuestra manera de hacer más democrática la democracia.

Listas abiertas, limitación de la influencia que formaciones con implantación exclusivamente regional puedan tener en las decisiones del estado español, conjunto de todas las regiones. Reestructuración del senado como verdadera cámara regional. Redefinición de las competencias que se puedan transferir a los gobiernos autonómicos en defensa del concepto de unidad nacional española y de solidaridad y convergencia entre las diferentes regiones españolas. Democratización de la economía a través del fomento de la participación de todos los trabajadores en entidades sindicales vinculadas al estado. Fomento de la autonomía en el ámbito municipal y comarcal. Tendencia a la creación de oficinas únicas que eviten al ciudadano el tener que relacionarse con multitud de administraciones públicas en ocasiones superpuestas en un aparente intento de abultar hasta el infinito la cantidad de funcionarios públicos haciendo cada vez menos cosas por efecto de la progresiva privatización de las estructuras del estado. Son solo algunas de las diferencias que sitúan a Falange Auténtica en un marco que difícilmente podrá compartir, en el debate de ideas, con algunos de los partidos políticos a los que las malas conciencias creen que nos estamos aproximando.

Nuestra firme creencia en un futuro en que la economía este al servicio de las personas y no al revés es otro de los capítulos en que nos distanciamos del resto de partidos políticos, en general entregados al liberalismo económico y excepcionalmente habitando el terreno engañoso de una socialdemocracia más estética que real. Conscientes de las dificultades y bien pertrechados de un sentido común que nos dice que no podemos esperar que en estos tiempos una revolución política tenga alguna buena consecuencia para evitar la pobreza endémica de grandes sectores de nuestra sociedad y de vastísimas extensiones de nuestro planeta, en Falange Autentica seguimos soñando. Continuamos abiertos a cambios que desde cualquier lugar del mundo o desde cualquier semillero ideológico, puedan favorecer movimientos políticos y sociales que rompan con la creencia tan extendida de que la pobreza o la exclusión social son males imposibles de evitar y dediquen la inteligencia invencible del ser humano a crear un marco político y económico que haga posible la compatibilidad entre el crecimiento económico y la participación de las personas en ese crecimiento como seres autónomos, tratados con justicia, poseedores de una vida digna, partícipes de las decisiones y afanes que hagan posible el enriquecimiento de toda la sociedad. Nuestra doctrina y nuestro posicionamiento sindicalista, nuestra negativa a considerar como infalible el dictado de la ley de la oferta y la demanda, nuestra tendencia a la socialización de la riqueza, son factores que pueden parecer alejarnos de la realidad política actual, pero son sin duda demandas que nos aceran a cantidades ingentes de personas que hoy por hoy son los paganos y los parias de este sistema económico globalizado que es tan bueno en la creación de riqueza como inútil en la consecución de un reparto justo de la misma.

Somos españoles y patriotas. Y lo somos, no porque hayamos nacido en España, ni porque seamos de una o otra raza. Ni siquiera somos españoles por ser miembros todos de una misma rama cultural identificada en la historia universal como hispanidad. Somos españoles, sobre todo, porque queremos serlo, porque ser españoles es para nosotros una forma de apoyar al deseo de muchos de seguir adelante en un proyecto de vida en común que nos engrandezca a todos y nos permita una posición clara y coherente en el marco de las relaciones internacionales con el resto de las patrias y con el resto de los pueblos del mundo.

No concebimos una patria sin proyecto y no se nos ocurre proyecto alguno que no este basado en la Justicia Social, en la comunión de intereses y en la libertad y dignidad de las personas. Por eso nuestro patriotismo no es nacionalista y queremos que nuestro orgullo de ser españoles sea abrazado por todos los que sean conscientes de que la participación en este proyecto implica integración, responsabilización con el destino del vecino y participación comprometida en la tarea de engrandecer esta sociedad que es de todos. Tampoco sabemos de otros movimientos políticos que planteen esta posición patriótica y por eso, aunque compartamos plaza con quienes defienden la integridad territorial de España y sepamos dar nuestro apoyo a los que en la defensa de la Constitución del 78 han creído ver la mejor de las defensas del proyecto de vida en común español, no somos exactamente como ellos. Ni falta que hace para que les consideremos nuestros hermanos.

Creemos, pensamos, tomamos posición, y lo hacemos en contacto con nuestro pueblo y dialogando con los demás, valorando lo que de bueno tengan sus posiciones políticas, pero al tiempo defendiendo las nuestras ya que las consideramos necesarias para que la oferta política española esté completa. Y al menos yo, mientras Falange Auténtica exista, pienso seguir haciéndolo de esta manera.