Guerra de divisas

Por Medelevio

Llevamos años inmersos en una guerra mundial. No contra el terrorismo. No una guerra militar. Sino una guerra de divisas. China, Estados Unidos y Japón llevan años alentando sus economías con inyecciones monetarias. Inversión y gasto público para reactivar la demanda interna y devaluación de sus divisas para fomentar las exportaciones.

Se puede alegar que a largo plazo estas políticas inflacionistas son suicidas, y que si todos las hacen se anulan los efectos sobre las importaciones. Pero está claro que si la Unión Europea es la única que mantiene la ortodoxia monetaria, se resiente la economía de los países miembros. Desde el estallido de la crisis la Unión Europea y el Banco central Europeo han buscado el equilibrio presupuestario de los estados, evitar la inflación y mantener la pujanza del euro.

Guerra de divisas

Se han desarrollado en el sur de Europa políticas de devaluación interna. Se ha recortado el sector público y se han bajado salarios y derechos laborales. Pero Europa no ha ganado en competitividad con el exterior. Los efectos de la devaluación interna se han volatilizado por la fortaleza del euro. Los sacrificios de los ciudadanos no han impedido el estancamiento de la economía europea, y encima amenaza la deflación. Estamos a las puertas de una agonía a la japonesa.

El BCE ha reaccionado seis años después. Draghi ha anunciado una inyección monetaria por medio de la compra de deuda[1]. Se pretende relanzar la inversión y el consumo y de las exportaciones al alterar el tipo de cambio. Pero no sólo se han perdido 6 años respecto a las otras potencias, sino que estas han reaccionado. Estados Unidos probablemente retrase la subida de los tipos de interés[2]China  ha anunciado una bajada del coeficiente de reservas de sus bancos[3], con lo que se ampliará la masa monetaria y Japón [4] anuncia su enésimo plan de estímulo de su economía.

La Unión Europea se enfrenta años de estancamiento económico. En parte propiciado por unos dirigentes miopes, que se han preocupado más de la estabilidad monetaria que de sus ciudadanos y el crecimiento de la economía real. Recuerdan al presidente Hoover tras el crack del 29.