Por Eduardo López Pascual

Debo de confesar que fui uno de los primeros en asumir como un acto positivo del gobierno socialista de Zapatero, la subida de los impuestos; así dicho en términos generales, y creyendo -tal vez con ingenuidad- que esa petición dineraria a los españoles sería dirigida a quienes tenían un nivel económico superior al resto de los mortales. El gobierno socialista, a través no sólo de su presidente sino de esa carita de ángel (que me recuerda a la actriz alemana Marlene Dietrich), pero de hechos más bien de Bárbara Stanwyck en papeles de mala, que fue quién me llevó al río. Francamente creí en sus palabras, firmes, seguras, y que coincidían con nuestra fe de justicia social,  de que los impuestos no atentarían contra las clases trabajadoras; es más, dijo que beneficiarían a los "obreros y campesinos.

Así llegué a pensar que si el escondido IVA,  se implantara auque fuera a partir de junio que viene, lo sería en productos afectados solamente por el general, los del 16%  (lujos y similares) que tocan a las cosas digamos más superfluas, y aquellos que se cargan a los llamados reducidos, del  7 al 8  un punto pero los superreducidos quedarían igual, es decir a las compras necesarias, imprescindibles, comida, sanitarias, etc, se les libraría de aumento alguno. Esta idea, alimentada más todavía, cuando prometían que la subida de impuestos afectaría sobre todo a los poderosos, a las rentas altas, o sea, a los ricos, vemos con decepción y sorpresa como los ahorros son atacados con un punto los de hasta 6000 euros al año, y 3 puntos los de en adelante; sin embargo las SICAVs famosas, es decir sociedades inventadas para no pagar el 30 por ciento de los capitales inmobiliarios, ni el 18 de las sociedades anónimas, que si se ven afectadas por la subida de dos puntos, seguirán pagando el uno por Ciento actual que, como se nota, resulta un gran contrasentido con la justicia social.

Serán las nóminas de mileuristas y de dosmileuristas (contando  esposa y esposo como trabajadores) quienes se harán cargo de esta subida de dos puntos, que supondrán alrededor de 6000 millones de euros, más los 420 euros que se daban y que ahora se roban a los más necesitados, sumarán unos 11.000 millones que esperan recaudar y que casi todo el mundo sospecha que no  será posible. Comprendo que mi primer juicio positivo ante los impuestos que vienen ha cambiado  y  me uno a los que denigran el nuevo acoso social. Claro que por una razón muy distinta a los juicios de la derecha, que no admitiría ninguno aunque fueran para atender a las urgencias sociales de este país, sino que critico estos impuestos porque arañarán de nuevo  a los de siempre, los medianamente pobres, las clases medias, los trabajadores – que afortunadamente somos el 80 % de los españoles,- mientras que una vez más los ricachones, y no  me refiero a los ricos de  película, vuelven a salir indemnes del atraco general.

Como persona identificada con el realismo sindicalista, más bien nacionalsindicalista, entiendo que esta subida de impuestos castigará aún más a los trabajadores, empleados, autónomos y sujetos a una nómina; y desde este punto me desengancho del autobús palmero socialista, y me acerco más a las tesis, fijaros, de un Lara izquierdón, pero que por lo menos se planta contra sus  aliados naturales. Es que después de todo, este PSOE no representa a ningún obrero por mucho que lo tenga en su denominación política. De otra parte, yo también suelo equivocarme, y en este caso, mucho. Por eso, rectifico.


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