Por Juan Fº González

Ayer por la tarde, al tomar café en un bar,  hojeaba  el periódico que estaba sobre la barra. De esa lectura rápida de titulares y subtitulares destacados, llegué a las últimas medidas aprobadas por el Gobierno de la Nación el pasado Viernes  para reactivar la economía. Se convertía en realidad esa promesa, que nada va solucionar y que encubre un ariete propagandístico, para en el futuro sacarlo como demostración de los
cumplimientos de los compromisos electorales.  Lo que sigue es lo que
literalmente dice EL PAIS, sobre esta noticia:

"La otra gran medida de impacto es el cheque fiscal de 400 euros que se destina a trabajadores, autónomos y pensionistas; en total, 16,4 millones de contribuyentes del IRPF que se ahorrarán unos 6.000 millones de euros. Se abonará mediante una rebaja en las retenciones de la nómina de junio de 200 euros, y los 200 restantes, repartidos en las pagas que restan hasta final de año.

El descuento sólo se aplicará hasta la cantidad retenida por Hacienda. Por ejemplo, si alguien sólo tiene 150 euros de retención al año, se quedará en esta cifra este año y no alcanzará los 400 euros. El resto, hasta los 400 euros, lo podrá deducir en la cuota del IRPF cuando haga la declaración al año siguiente, pero sólo si le sale a pagar al menos 400 euros.
La razón es que se trata de una medida que compensa a quienes hacen el esfuerzo fiscal de pagar el IRPF. A ellos Hacienda les devuelve parte del superávit que han contribuido a generar. Pero quienes no pagan el IRPF, porque no llegan a los mínimos exigidos para contribuir, no tienen opción a ese descuento.


Después de leerlo bien dos veces, solo me preguntaba una cosa: ¿quién defiende a los más débiles de este País?  Es decir, este gobierno que se llama así mismo de progreso me va a dar 400 euros, que indudablemente  siempre vienen bien en  una casa de familia trabajadora, pero yo que soy un simple trabajador veo que existen hoy día muchas personas con grandes dificultades para llegar a final de mes, soy consciente de las necesidades en la atención sanitaria, consciente de las necesidades en la formación educativa ( sin ir mas lejos la Comunidad de Madrid igualará por abajo a las guarderías publicas con la privadas, ampliando el numero de niños por aulas y reduciendo las exigencias de infraestructuras y de formación del personal, en lugar de ampliar la red de centros de educación primaria). Soy consciente de la urgencia de la dotación presupuestaria para la Ley de Dependencia, que esperemos que en su aplicación no se convierta, como el subsidio agrario, en un sometimiento de voluntades. Por todo ello, creo que en conciencia otros lo necesitan más que yo y es precisamente para eso para lo que pagamos los impuestos.

Este gobierno de niños mal criados, de aspirantes a pijos,  se olvida de los mas débiles y le va a dar 400 euros lo mismo al que gana 60.000 Euros al año que al que gana 13.000 y si ganas menos aun, y encima tienes un contrato temporal, es posible que para ti no haya nada porque esta  es la IGUALDAD que entienden los socialistas.

Estoy seguro que nosotros, los falangistas auténticos, no haríamos un ministerio de la IGUALDAD sino uno de la JUSTICIA SOCIAL, donde el trabajo sería el motor de los derechos y las rentas la balanza para las políticas sociales, porque para nosotros los falangistas no todos somos iguales, porque tratar igual a los desiguales es el mayor atropellos a la Justicia. Y porque no creemos en la reivindicación  constante  frente a los demás como única herramienta sindical, ese ministerio tendría como objetivo poner a
disposición de los trabajadores los recursos necesarios para que accedieran, si así lo deciden, a la copropiedad de los medios de producción.

Del mismo modo esa ausencia de valores nacionales, de principios éticos, y la falta de firmeza en la defensa de éstos frente los chantajes separatistas, ponen de manifiesto las constantes contradicciones de un gobierno que nada mas comenzar la legislatura se tiene que enfrentar a esas profundas incoherencias, tratando como imbéciles a los españoles, 
mintiendo, inventado un nuevo lenguaje para lo  cual  emplea no sólo a sus representantes y afiliados, sino a todo un ejército mediático con el que pretenden borrar de nuestro subconsciente colectivo el que por las calles de España se movilizara a la ciudadanía contra el PLAN HIDROLÓGICO NACIONAL  y que se perdieran millones de euros de la Unión Europea que hubiesen atenuado parte de la actual crisis del agua.

Nos mienten descaradamente. Mintió Zapatero en la campaña electoral en su mitin en Zaragoza cuando gritó a pulmón  partido que con él no habría trasvases, claro habría "conducción  temporal de agua por eso Zapatero no es un mentiroso, es un embustero. Y lo es porque está incumpliendo la Ley de Contratos del Estado, ya que esa obra se va a hacer sin someterla a oferta pública. Es un embustero porque antes de que fuera aprobada por el Consejo de Ministros, los tubos y el material para la obra estaban ya repartidos por decenas de kilómetros y las maquinarias habían abierto zanjas. Todo estaba pactado antes de las elecciones, como hiciera con los nacionalistas para
desvirtuar el Pacto Antiterrorista.

Lo que estamos viviendo en estos primeros días del nuevo Gobierno pone de manifiesto lo peligrosas que son, para el bienestar de los pueblos, las fidelidades que están por encima de la verdad y el interés general. Porque si este gobierno miente es porque sabe que haga esto o aquello da igual, se trata de cubrirlo con un fino velo mediático para que lo negro parezca rojo y once millones de españoles se pondrán de nuevo firmes a pesar de la tibieza  de Carme Chacón, no en gritar viva España o el Rey, sino en solucionar problemas como el de la vivienda.  Y es que cuando la fidelidad a unas siglas puede más que la verdad y el interés general en la política, es que la democracia  ha cedido ante el paso triunfal  de la DEMAGOGIA.

Hoy queda patente que las reivindicaciones de nuestro lema electoral: "Más Democracia, Reparto de la Riqueza Nacional y Más Patriotismo Solidario, siguen siendo necesarias. Y desgraciadamente acertamos en la previsión de que muchos españoles se quedarían en casa y no votarían porque no nos conocen, pero seguimos asentados sobre valores necesarios y nuestras propuestas no son descabelladas.