Ha muerto un cabo español en la guerra de Afganistán aumentando hasta 88 la fúnebre lista de nuestros soldados caídos en el país del opio y del burka.

Después de la retirada de las tropas de Iraq, impuesta por las masivas manifestaciones contra la guerra, el gobierno de Zapatero pretendió dar la impresión de que el Ejército Español no iba a la guerra, solo participaba en "misiones de paz", y consiguieron, con la manipulación mediática, adormecer la oposición interna a las aventuras militares.

Afganistán es zona de guerra; y los soldados españoles están en Afganistán como parte del mismo proceso imperialista de dominación que amenaza a todos aquellos que se atrevan a cuestionar la supremacía estadounidense y donde el Gobierno Español, como obediente subalterno, participa servilmente en el lugar que se le indique, y obtener de esta manera su prima (derecho al saqueo y la rapiña) para las grandes multinacionales españolas: Repsol, Telefónica, BBVA, BSCH, Aguas de Barcelona, etc. que comparten con otras multinacionales de EE.UU, U.E y Japón ese gran proyecto del capitalismo global consistente en la explotación miserable del trabajo y el expolio de los recursos de los países dominados.

Proyecto tan brutal sólo se puede perpetrar a través de la guerra, la violencia y la mentira. Necesitados de coartadas y justificaciones, no dudan en utilizar la fórmula nazi " de la guerra preventiva" y estimulan esa barbarie que es el terrorismo para justificar su propia barbarie, llegando incluso a la representación de un sainete de elecciones "democráticas para instalar un títere sumiso al frente de la administración afgana.

 

 

Algo falló en Afganistán. Quizá el jefe de la guerrilla de la zona donde operaban nuestras tropas no consideró suficiente el soborno en dólares que los servicios de información pagan para que nuestras tropas no sean atacadas; quizá el conductor del BMR, agotado por el sueño tras intentar dormir en una fría nave calentada con un motor ensordecedor, no viera la mina emplazada en su camino, quizá solo fue mala suerte y ese día tocó viajar en unos de esos BMR bajo cuya chapa no hay blindaje por que los motores no podrían con el peso del vehículo.

 

 

Un poco más de trabajo para los contables que a diario descuentan de la nómina de nuestros militares los gastos de la comida, alojamiento y lavandería.

 

Ha muerto un cabo español en la guerra de Afganistán, pero Obama y las niñas de nuestro presidente nos sonríen en un aquelarre gótico. Durante media hora el cadáver de Cristo Ancor Cabello será arrojado de una tribuna a otra del Congreso, será carroña periodística mientras tanto. Luego será olvidado y nadie, nadie creerá que estamos en guerra.

 

 

Kripton